En una casa privada (levantada en 1860) del centro de Málaga se nos necesitó para realizar una serie de catas paramentales y determinar así la presencia o no de decoración original.
A lo largo del siglo XIX esta zona de la ciudad estaba habitada por personalidades de la vida política y cultural, familias importantes, donde además, había gran movimiento comercial debido a los numerosos negocios a pie de calle. Haciendo referencia al nivel social, muchas de las fachas de los inmuebles estaban ricamente decoradas con pinturas murales o esgrafiados. Algunas de estas ornamentaciones se pueden ver en la actualidad gracias a las intervenciones de recuperación de los enlucidos originales.
En el caso que nos ocupó, tras picar y levantar numerosas capas diferentes, se sacó a la luz la presencia de ladrillo visto con juntas esgrafiadas, tal y como se puede ver en la imagen final. El ladrillo empleado es el denominado de tejar, ampliamente usado en el XIX, el cual era irregular en grosor y superficie. Es por ello que el empleo del esgrafiado en sus juntas aportaba a la técnica constructiva de un orden y mejora en la imagen final de la fábrica. Los restos encontrados nos hablan de una aplicación, en juntas, de un fino revoco de cal apretado, a modo de planchado, con el fin de conseguir cerrar el poro y alisar la superficie. El cromatismo de los ladrillos se reforzó con una aplicación del mismo tono del elemento recubierto.
La recuperación de este tipo de decoración parietal ayuda a potenciar y ensalzar el valor identificativo de la arquitectura malagueña, y por extensión, refuerza los vínculos entre sus habitantes y su patrimonio.
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